¿Cómo? “Por ejemplo cuando olemos algo echado a perder, olemos humo o amoniaco. Inmediatamente los detectamos con olores desagradables, lo cual nos ayuda a alejarnos o estar alerta”, asegura la especialista.
De acuerdo con la Dra. Ostrosky, en el ser humano hay seis millones de células olfativas en las fosas nasales, con las cuales podemos oler 10 mil aromas diferentes. Por otro lado, algunas razas de perros como los sabuesos manejan ¡300 millones de células olfativas!, con las cuales alcanzan a oler hasta 40 mil olores diferentes. Es por ello que muchas veces se usan perros para detectar sobrevivientes en un terremoto o para detectar droga, porque ellos alcanzan a oler cosas que nosotros no podemos.
Para que podamos oler algo se necesitan sólo dos sinapsis (o conexiones cerebrales) que funcionan así: el olor viaja al centro del cerebro, es decir, el sistema límbico que maneja las emociones y los recuerdos de los eventos. Por eso asociamos de inmediato un olor con un recuerdo.
¿Cómo influyen los aromas en el día a día de los seres humanos?

Lo que nos dice la Dra. Ostrosky es que los olores tienen la capacidad de entrar a un centro emocional llamado científicamente hipocampo, que es el encargado de guardar nuestros recuerdos. Entonces, cuando un aroma se conecta con el hipocampo, se disparan nuestros recuerdos, sean buenos o malos, y estos nos provocan emociones y alteraciones en el estado de ánimo.
Por supuesto que esta relación la ha explorado y explotado la industria cosmética desde tiempos remotos. Incluso existen registros de que Cleopatra ya se untaba perfumes, así que no es de extrañarnos que hoy en día haya muchísima oferta de productos que, más allá de su efectividad, te brinden algún beneficio olfativo y te transporten a un estado de ánimo determinado.
¿Es posible manipular nuestro ánimo con un aroma?

“La industria cosmética ha tratado de incorporar esta relación con sus productos. A pesar de que es un hecho la relación entre las emociones y el olfato, muchas marcas han exagerado su publicidad valiéndose de eso. No es que sea mentira, pero lo que te despierte un olor tiene más que ver con la experiencia de cada persona; por eso mucha gente dice que determinada cosa ´huele como a…”, asegura la doctora.
Lo cierto es que hay algunas cosas que nos despiertan emociones más universales. Por ejemplo:
– Menta: produce relajación y quita el estrés. Se le asocia con la frescura y la limpieza.
– Manzana: tiene que ver con la Navidad, así como con la canela. Produce tranquilidad y se le asocia con el espíritu festivo y el calor de hogar.
– Cítricos: limón, naranja, toronja, etc. Se asocian con la limpieza y la energía.
El olor en la pareja

Algo muy curioso respecto a los olores que nos comentó Feggy Ostrosky tiene que ver con los aromas en la pareja: entre más diferente a ti huela alguien, hay más probabilidades de que te atraiga.
Resulta que todos poseemos virus y bacterias, las mismas que, aunque no lo notemos, forman un olor particular que es como una huella distintiva de nuestro cuerpo. Esta huella o esencia es detectada por las personas a nivel inconsciente y cuando hay alguien que huele muy diferente a ti, el cuerpo lo detecta como un candidato cuyos hijos tienen más probabilidades de sobrevivir porque se juntan tus defensas y las de él para combatir agentes externos.
Por otro lado, entre más iguales sean las esencias, menos se atraen. Por ello nuna nos atraería el olor de alguien de nuestra familia: es simple supervivencia.
Fuente: Esmas.com