Se sabe que la alta incidencia de la luz solar estimula el funcionamiento de los neurotransmisores como la serotonina, la dopamina, la norepinefrina y las endorfinas; responsables de llevar el buen humor, la energía y promover la regulación del ciclo del sueño.
Por otro lado, los rayos del sol protegen el sistema inmunológico y son responsables de la producción de entre el 80 y el 90% de la vitamina D que el cuerpo necesita para fijar el calcio en nuestros huesos haciéndolos más resistentes.
Sin embargo, sin su debida precaución el sol acelera el envejecimiento de las células y es el principal causante del melanoma.