Colocando al paciente en distintas posiciones llamadas cunas y sillas, el terapeuta abre el acceso a diferentes áreas del cuerpo, las que se masajean y son mecidas suavemente, recordando y reprogramando la mente corporal sobre los movimientos, que se sienten naturales y agradables.
Los puntos de acupresión, llamados tsubos, se presionan de acuerdo al ritmo de la respiración, restaurando el flujo armonioso del Chi (energía de vida) a través del cuerpo. También se autonivelan sutiles campos de energía corporal, conocidos como chacras, ayudando a ecualizar la armonía entre diferentes centros energéticos y emocionales del cuerpo. Es común que durante una sesión surjan diversas emociones.
Los traumas y temores guardados en el cuerpo, como tensiones musculares o patrones habituales de movimiento, tienden a aparecer en forma transitoria cuando estas tensiones y restricciones se liberan. Muchos pacientes manifiestan que reaparecen temas no resueltos y antiguos recuerdos.

El estiramiento extensivo y los lentos movimientos rítmicos del Watsu permiten que este surgimiento de emociones pasadas sean liberadas en el proceso del flujo continuo. También, a menudo, la sensación de felicidad, que naturalmente está presente en todas las personas y que suele inhibirse con tensiones físicas y emocionales, surge nuevamente.
Cualquiera que sea la razón que inicialmente trae a la gente a experimentar Watsu, casi todos reconocen un cambio en su manera de relacionarse con los demás. Esta forma tan enriquecedora de trabajo corporal ayuda a renovar el sentido de conexión y unificación con lo que nos rodea.
El confiar en que otra persona nos sostenga, y que esté con nosotros respetando los movimientos que surjan en forma natural, ayuda a experimentar una acogida incondicional. Así, Watsu se presenta como un medio en el que cualquier herida de separación que llevemos puede ser sanada.
Liberado de tensiones, el cuerpo redescubre la libertad de movimientos y aumenta su energía. Pero, al aceptar y compartir con otros un espacio de vulnerabilidad y apertura, tambien el espíritu alcanza esa libertad de expresión y alegría
Es decir que el Watsu, además de un masaje para aliviar molestias, es una vuelta al estado fetal y un expandirse más allá del todo. Es terapia corporal, paz mental y un volver a la espiritualidad. Para definirlo en una palabra: sanación.
Aplicaciones concretas del Watsu

Watsu promueve el bienestar general, prestando apoyo en prevenir enfermedades causadas por estrés y patrones de movimiento poco fisiológicos. Es usado para aliviar un gran número de alteraciones físicas y psicológicas en niños y adultos. No es necesario saber nadar. Watsu respeta las limitaciones y capacidades físicas de cada cuerpo. Por eso es posible aplicarlo a todo tipo de personas, independientemente de su edad y contextura física.
Debido a que la vivencia de Watsu se graba en la memoria celular del cuerpo, y sus resultados permanecen en la persona que la recibe, esta terapia corporal está siendo cada vez más importante y se está aplicando en centros de rehabilitación de estados Unidos y Europa. Se aplica especialmente a pacientes, tanto niños como adultos, con enfermedades osteomusculares crónicas (artritis reumática, fibromialgia, etc.) y enfermedades neuromusculares agudas y crónicas.

Después del primer tratamiento ya pueden presentar un significativo alivio del dolor, así como una clara disminución de la rigidez y la tensión. Pacientes con migrañas severas pueden obtener un alivio permanente. Igualmente se logra buenos avances con niños y adultos que estén severamente impedidos física y mentalmente.
El Watsu ofrece un alivio especial para mujeres embarazadas, ya que permite una conexión intensa entre madre e hijo por compartir el mismo ambiente acuático. Personas que han sufrido accidentes vasculares o daños del sistema nervioso central por otras causas, pueden lograr alivio de la rigidez y espasmos musculares y una clara mejoría de sus habilidades de coordinación, tanto en manualidades como en el caminar. Igualmente, Watsu ayuda a lograr importantes avances a personas que estén en tratamiento psicoterapéutico.