Pero los cosmecéuticos no pueden actuar por sí solos. Mientras que en el laboratorio su actividad se estudia y se analiza in vitro, su aplicación in vivo sobre la piel se encuentra con el obstáculo de la barrera de la piel.
Por esa razón, es necesario combinar su administración con la aplicación mediante aparatología o tratamientos médico-estéticos coadyuvantes para conseguir disminuir la barrera y favorecer la penetración del producto.
Principios activos cosmecéuticos

– Activos despigmentantes: inhiben la formación de la melanina, disminuyendo así las manchas y pigmentaciones más oscuras y uniformizando el tono de la piel. Son ingredientes como el ácido kójico, el ácido azeláico, la vitamina C en altas concentraciones o el ácido glicitérrico, entre otros.
– Vitaminas y antioxidantes: como el beta-caroteno, el ácido alfa-lipóico, el resveratrol procedente de la uva, el picnogenol del pino, la coenzima Q10, el té verde, el licopeno, la granada, la curcumina, las vitaminas C y E, etc. Nutren la piel y la protegen ante las agresiones externas.
– Hidroxiácidos: como el ácido salicílico, los alfahidroxiácidos (AHA) o los ácidos frutales (glicólico, láctico, málico y azeláico). Tienen efectos antienvejecimiento y pueden tratar múltiples patologías de la piel, desde el acné y sus secuelas a la dermatitis seborreica o las alteraciones en la pigmentación, entre otras.
– Renovadores celulares: son células madre de origen vegetal con acción antioxidante, protectora del ADN y despigmentante. Se extraen de una gran variedad de ingredientes como el grano de trigo, la frambuesa, el café, la manzana suiza, la flor de loto o el alga erymgium, entre muchos otros.
Gemma Prudencio
Farmacéutica y cosmetóloga. Antiaging Store (España).