– Estimula el sistema glandular y contribuye a su estabilidad.
– Permite un descanso adecuado.
– Favorece la eliminación de sustancias tales como líquidos y toxinas.
– Combate la fatiga y permite energizar el cuerpo.
– Ayuda a superar ciertos estados afectivos como la depresión y las sensaciones de miedo o ansiedad y permite estimular lazos afectivos con el bebé.
El masaje

Antes de aplicar el masaje se debe preparar un ambiente adecuado, un lugar tranquilo sin ruido, con correcta ventilación y libre de interrupciones. La música de relajación resulta útil para brindar sensaciones de tranquilidad y comodidad.
El profesional debe tener las uñas cortas y manos sin joyas que puedan causar cortes o ruidos, y puede utilizar una loción o aceites naturales de almendras, germen de trigo o jojoba, que proveen vitaminas a la piel.
La embarazada no debe ingerir alimentos o líquidos mínimo dos horas antes de que se lleve a cabo la sesión.
La posición adecuada para realizar el masaje es de costado, apoyándose de lado con la ayuda de almohadas para acomodar el vientre y las piernas.
Para esta técnica se deben utilizar las yemas de los dedos o las palmas de las manos, y los movimientos deben ser rotatorios, suaves y rítmicos sobre los grupos musculares.

Algunos movimientos que se pueden realizar: presión leve de la espalda, con la palma de la mano, desde el cuello hasta el final de la espina dorsal; suaves movimientos circulares en la base de la espina dorsal; presión profunda en los costados de la región sacra con la yema de los dedos.
La secuencia de masajes se inicia con el contacto inicial y luego en cada región del cuerpo: espalda, hombros, piernas, brazos, vientre, pecho y cuello, cabeza y rostro, finalmente se contactan de nuevo las distintas áreas del cuerpo para dar fin al masaje.
Se debe constatar que la embarazada se sienta cómoda con todos los masajes.
La duración del mismo suele ser entre 30 minutos y una hora.
Precauciones

Consultar con el ginecólogo antes de realizar cualquier masaje, dado que no es recomendable para todo tipo de embarazos.
No realizar el masaje en el primer trimestre de embarazo porque es una etapa muy especial de cambios hormonales y físicos que requieren de especial cuidado y precaución.
Son recomendables a partir del tercer mes, una vez por semana.
No se debe poner presión directa entre el hueso del tobillo y la planta del pie, ya que según los reflexólogos existe una relación entre este área y el útero y la vagina, y se puede provocar un parto prematuro.
También se debe evitar dar el masaje sobre piel irritada, venas varicosas inflamadas, o áreas infectadas.
Y por último, no realizar el masaje si no se dejó pasar al menos 2 horas luego de comer.