Imágenes cerebrales han revelado que durante estas sesiones se activan zonas vinculadas a la recompensa, la empatía y la regulación emocional.
Para la neurociencia, se trata de una respuesta comparable al “frisson” musical, pero con un perfil sensorial propio.
En qué consiste una sesión

No hay golpes firmes ni amasamientos profundos. Aquí el ritmo es lento, casi hipnótico. El masaje puede incluir:
– Tacto ligero y repetitivo en cuero cabelludo, cuello y hombros.
– Sonidos suaves: susurros, golpeteos delicados o el roce de pinceles.
– Estimulación visual: movimientos de manos o herramientas que el cliente observa.
La ambientación también cuenta: iluminación cálida, temperatura agradable y, en ocasiones, aromaterapia.
Todo está diseñado para invitar al sistema nervioso a entrar en modo reposo.
Beneficios reportados

Quienes se han sometido a estas sesiones describen una profunda relajación, alivio de la tensión muscular y mejoras en la calidad del sueño.
Algunos, incluso, mencionan una disminución de la ansiedad y un estado de bienestar emocional prolongado.
No obstante, los especialistas advierten que la respuesta es altamente subjetiva: no todos experimentan ASMR y la intensidad varía según el tipo de estímulo.
Además, la evidencia científica, aunque prometedora, aún es incipiente.
El futuro de esta técnica

En un mercado del bienestar cada vez más abierto a lo multisensorial, el masaje ASMR parece tener un terreno fértil para crecer.
Su atractivo radica en que combina contacto humano, estimulación sensorial y un enfoque casi meditativo.
Como señala la terapeuta española Laura V. García, pionera en introducirlo en spas europeos:
“No es solo un masaje, es una experiencia inmersiva. El objetivo no es solo relajar músculos, sino inducir un estado mental de calma y conexión con uno mismo.”
En los próximos años, veremos si esta tendencia se consolida como un complemento terapéutico con respaldo clínico, o si permanecerá como una experiencia sensorial de nicho.
Por ahora, quienes lo prueban hablan de algo más que relajación: un viaje íntimo hacia un bienestar profundamente personal.