Durante años nos enseñaron a ver la piel desde el filtro del tiempo: Joven o envejecida, firme o flácida, “con signos” o “sin signos”.
Clasificaciones que hoy, potenciadas por los infinitos mensajes de las redes sociales y otras herramientas de comunicación, discriminan, condenan y provocan hasta violencia estética.
El modelo de Belleza Perfecta que hoy les presento busca cambiarnos la mirada y transformar la profesión estética.
¿Y sí elegimos otra mirada?
Hoy hablamos de un nuevo paradigma: La Edad Perfecta de la Piel.
Un concepto que no clasifica, no compara y no corrige, sino que escucha.
Permite la conexión con el cliente-paciente y su piel.
Porque la piel no necesita tener “menos años”, necesita estar equilibrada, cuidada y en sintonía con sus propias necesidades.