En la clasificación de los tipos de piel se utiliza la tabla Fitzpatrick, que clasifica los tipos de piel según su sensibilidad a la energía actínica (energía lumínica proveniente de los rayos solares).
Tipo I: piel muy blanca que siempre se quema y no logra broncearse.
Tipo II: piel blanca que siempre se quema, pero logra broncearse algunas veces.
Tipo III: piel de tono medio que se quema en algunas ocasiones, pero siempre logra broncearse.
Tipo IV: piel de tono medio que nunca se quema y siempre logra broncearse.
Tipo V: piel moderadamente pigmentada.
Tipo VI: piel de color muy oscuro.
Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de la energía emitida por el aparato de fotodepilación es absorbida por la feomelanina, un tipo concreto de melanina. Sin embargo, también la melanina presente en la piel, especialmente si es oscura, puede absorber la energía desviándola de su objetivo en el vello.
El color del vello determina la presencia o ausencia de melanina y el tipo que contiene.
Los mejores resultados de fotodepilación se consiguen cuando el vello es oscuro y la piel es clara, ya que cuanto más oscuro es el vello más alta es su concentración de melanina y mejor es la conversión de la energía luminosa en calor.
En el caso de vello rubio o pelirrojo, la eliminación es más lenta y requiere de múltiples tratamientos a causa de su baja concentración de melanina, mientras que el vello gris o blanco, como no tiene melanina, no puede ser tratado de forma eficaz.
De todos modos, no se trata de una ciencia exacta y la reacción de cada paciente a un mismo tratamiento es siempre diferente. Aún así, en ningún caso debe plantearse una fotodepilación como un tratamiento corto, ya que la destrucción de la raíz del vello es progresiva y nunca inmediata.
IPL versus láser

Respecto a la elección entre IPL o láser, el método a utilizar dependerá del tipo de piel y el vello de la clienta, ofreciendo ambos sus propios beneficios y contraindicaciones.
El láser es el tratamiento más efectivo sobre pieles claras con vello oscuro, pero también resulta ser el de mayor precio.
Existen distintos tipos de láser a aplicar según las características y necesidades de la piel tratada:
– Láser Rubí: con una longitud de onda de 694 nm, está indicado en clientas con pieles claras y vello negro.
– Láser Diodo: con una longitud de onda de 810 nm, se emplea sobre pieles oscuras con vello igualmente oscuro.
– Láser Alejandrita: con una longitud de onda de 755 nm, se utiliza sobre vello oscuro con un tono de piel medio.
– Láser Neodimio-Yag: con una longitud de onda de 1064 nm, se puede aplicar en todo tipo de piel, pero con un menor grado de eficacia.
Por su parte, la IPL es un tratamiento que ofrece resultados de forma más lenta, pero resulta más económico.
Por lo general, este método requiere más sesiones para mostrarse efectivo, pero cuenta con la ventaja de poder tratar varios tipos de piel gracias a su longitud de onda variable.
Debemos tener en cuenta que el vello no mantiene las mismas características cuando se inician las sesiones que después de realizadas varias: el grosor del pelo varía, siendo un elemento muy influyente en la efectividad del tratamiento.