Los labios son tan importantes y los usamos tan habitualmente que no solemos darnos cuenta ni tomar conciencia de las necesidad de cuidarlos.
Como son uno de los tejidos más sensibles del cuerpo, los receptores táctiles y la conexión con la corteza somatosensorial son muy profusos, mucho más que otras partes.
El control tan asombroso que tenemos de los labios, que nos permite besar, hablar o silbar, se debe precisamente a esas capas musculares, sencillas pero muy desarrolladas. Tanto, que han convertido una parte minúscula del rostro en una de las zonas más importantes de nuestra vida.
Fisiología de los labios
Los labios designan la parte externa de la boca. Son dos estructuras (una superior y otra inferior) conformadas por piel y músculo, que dan entrada a la cavidad oral.
Su estructura anatómica consiste principalmente en un núcleo de músculo esquelético recubierto por piel (epidermis, dermis e hipodermis) y constituida interiormente por una mucosa formada por un epitelio de revestimiento, una lámina propia y una submucosa.