Quizás para no parecerse al hombre. O para conservar rasgos de inocencia infantil, la mujer siempre buscó que el vello de su cuerpo desapareciera con la rapidez con la que aparecía.
Viendo imágenes pictóricas de siglos pasados, el rostro, las piernas y los brazos femeninos mostraron siempre estar libres de pelos, para lo cual se utilizaron los recursos más insólitos.
Ahora, todo es más fácil y, en muchos casos, hasta puede pasar un largo tiempo hasta que el vello vuelve a aparecer y no siempre con la misma fuerza que al principio, ya que los últimos descubrimientos científicos que se emplean para la depilación (que abarca tanto productos químicos como una novísima aparatología) ha debilitado o extirpado definitivamente el vello para alegría de la mujer y, también, del hombre, que cada vez más recurre a los sistemas de depilación que el mercado nos ofrece.