Tanto la luz natural como la artificial (camas solares) son fotosensibilizantes que causan cambios químicos en la persona, incrementando su sensibilidad a la luz y generándole fotosensibilidad.
Medicaciones, aditivos en las comidas y otros agentes fotorreactivos derivados del petróleo como los encontrados, por ejemplo, en desodorantes, jabones antibacterianos, edulcorantes y naftalina.