La luz visible nos permite ver el mundo, ya que es la única parte del espectro solar visible para el ojo humano y responsable de la iluminación.
Estamos expuestos tanto a la luz natural como a las luces predominantemente artificiales que se utilizan para iluminar las pantallas de nuestros dispositivos electrónicos, tales como la computadora, el televisor y el teléfono celular.
La piel está constantemente expuesta a la radiación solar: tanto de los rayos UVB, que con una longitud de onda más corta penetran en la unión de la epidermis y la dermis; como de los rayos UVA, cuyas longitudes de onda más largas penetran más profundamente en la dermis.