Se distingue del masaje estético o de relajación por su carácter intervencionista, orientado al tratamiento de patologías o lesiones funcionales.
Fundamento fisiológico

Las respuestas del cuerpo al masaje terapéutico se producen a varios niveles:
Nivel neurológico: Se estimulan los mecanorreceptores cutáneos y musculares, generando efectos de inhibición del dolor (según la teoría de la compuerta de Melzack y Wall) y facilitación de la relajación mediante el sistema parasimpático.
Nivel circulatorio: Se promueve el retorno venoso y linfático, reduciendo edemas e inflamación local.
Nivel muscular: Se reduce la hipertonía y se mejora la elasticidad muscular, disminuyendo los puntos gatillo miofasciales.
Nivel articular: A través de manipulaciones indirectas y relajación refleja, se favorece el rango de movimiento.
Técnicas empleadas

El masaje terapéutico incluye diversas maniobras que se adaptan según el diagnóstico clínico:
Effleurage (deslizamiento): Calienta los tejidos y facilita la evaluación inicial.
Petrissage (amasamiento): Mejora el drenaje venoso y linfático; relaja y flexibiliza músculos.
Fricción profunda: Reorganiza fibras colágenas y ayuda a tratar adherencias o fibrosis.
Percusión (tapotement): Estimula la circulación y la excitabilidad neuromuscular (se usa con moderación).
Vibraciones y sacudidas: Desensibilizan tejidos hiperreactivos y relajan grupos musculares.
Indicaciones clínicas

El masaje terapéutico se emplea en el abordaje de:
– Dolor musculoesquelético: lumbalgias, cervicalgias, dorsalgias.
– Contracturas y espasmos musculares.
– Síndrome de dolor miofascial.
– Lesiones deportivas: distensiones, sobrecargas, fatiga muscular.
– Trastornos posturales.
– Recuperación postquirúrgica (fase subaguda).
– Edemas leves o linfedemas (en combinación con drenaje linfático).
Contraindicaciones

Como toda técnica manual, el masaje terapéutico tiene limitaciones:
Absolutas: trombosis venosa profunda, infecciones cutáneas activas, heridas abiertas, procesos oncológicos sin aprobación médica.
Relativas: enfermedades vasculares inestables, fiebre, fracturas no consolidadas, estados inflamatorios agudos.
Una correcta anamnesis y valoración fisioterapéutica previa son fundamentales para su aplicación segura.
Rol del terapeuta
El profesional que aplica masaje terapéutico debe contar con conocimientos sólidos en anatomía, fisiología y patología, así como destrezas clínicas para adaptar las técnicas al estado tisular del paciente.
La comunicación, la observación y la escucha activa forman parte esencial del proceso terapéutico.
Conclusión

El masaje terapéutico es una herramienta eficaz, segura y versátil dentro del abordaje integral del paciente.
Su aplicación, cuando se basa en criterios clínicos claros y una ejecución técnica precisa, puede contribuir significativamente al alivio del dolor, la mejora funcional y el bienestar general.
Lejos de ser una intervención empírica, constituye una práctica sustentada en la evidencia y la experiencia clínica.